
En propia piel experimenté las estafas que materializan las empresas de transporte pero lejos de quedarme cruzado de brazos voy a ir hasta las últimas consecuencias y voy a relatar cada uno de los pasos que voy dando como consumidor para ver cómo funciona el sistema y si es cierto que el cliente tiene la razón.
Todo comenzó el pasado fin de semana que viajé a Mendoza. Saqué un pasaje en coche cama (la imagen que observan) en una empresa mendocina cuya marca no voy a mencionar por cuestiones legales o leguleyas pero les tiro unas pistas para que sepan de cual hablo: su nombre vincula la cordillera de Los Andes y el mar y su color predominante es el azul y las letras son blancas.
La empresa de transporte me garantizó el traslado y la comodidad todo en la butaca número 26 que está del lado del pasillo y en el colectivo interno 407 que salió de la terminal de ómnibus de Neuquén el viernes a las 21.30.
Ni bien salimos advertí que la butaca se reclinaba pero no se trababa por lo que se volvía a la posición inicial que es la de estar sentado derecho.
Le comuniqué de inmediato la situación al auxiliar a bordo el que me respondió: "deme un segundo y veo qué puedo hacer". El segundo se transformó en varios kilómetros y la solución en un "ah no traba por eso se vuelve", que es lo que le había dicho al momento de partir.
Pasado Cipolletti, nos dieron de cenar. Volví a manifestar la demanda y terminada la cena y toda la actividad que involucraba al auxiliar, éste vino con un cuchillo de esos que sirven para untar y comenzó a tratar de trabar el mecanismo del asiento cosa que no logró.
- Señor, no traba, me dijo
- Bueno, ¿qué hacemos?, pregunté esperando que mínimo me asignara otra butaca.
- No le puedo dar ninguna solución porque tenemos el colectivo lleno, afirmó el auxiliar.
- Yo pagué un servicio que no me están brindando, le explique al muchacho.
- Sí lo sé pero no puedo hacer nada. Replicó el auxiliar con el cuchillo todavía en su mano.
Lo cierto es que me tuve que resignar pero a cambio obtuve un compromiso del auxiliar. "Yo mañana en la oficina les explico a ellos para ver qué pueden hacer", me dijo a lo que le respondí "está bien esta noche duermo incomodo y mañana me buscan una solución que no me soluciona esta noche".
Lo cierto es que en definitiva saqué un pasaje para estar cómodo y dormí sentado casi derecho y muy mal.
Al llegar a la terminal de Mendoza lejos de darme una respuesta y a pesar de la explicación del auxilia me metieron en el laberinto de la burocracia del reclamo.
"Tiene que llamar a atención al cliente para formalizar su reclamo", me dijo del otro lado del mostrador un empleado que había dormido bastante bien durante la noche y que poco le importaba el incumplimiento la empresa y mi demanda por lo que le manifesté un tanto molesto: "A la hora de comprar el pasaje no pidieron que llamara a nadie y se mostraron sedientos por vender. Ahora que reclamo porque incumplieron con el servicio no me dan una respuesta inmediata y tengo que entrar a hablar con distintas personas hasta que mi voluntad quede estropeada y la empresa me quite el dinero con total impunidad.
En ese momento sentí lo que miles de personas cuando las estafan y les mienten en la cara pero les recordé que soy un consumidor y que existen caminos para demandar y a pesar de que son laberínticos los iba a emprender. Mucho no les importó.
Es increíble el nivel de impunidad que tienen las empresas en este país, como hacen lo que quieren con sus clientes y nadie les dice ni les hace nada.
Me dieron el teléfono de Atención al cliente. Llamé, un tal Flavio Rojas me dijo que le enviara un mail. Le envié el pasaje con todos mis datos y el reclamo puesto en letras.
El tipo me contestó: "esto lo va a tener que confirmar el taller", respecto al asiento que no trababa y que el propio auxiliar apuñaló con un cuchillo para tratar de repararlo.
Más bronca me dio la situación porque no sólo me habían estafado sino que ahora me tomaban por mentiroso. Y lo que más me jodió es que los empleados que me atendieron se portaron como unos estúpidos defendiendo a la empresa como si a ellos los tratara bien cuando los explota a su antojo. ¡Imbéciles!
Ante la falta de respuestas estoy iniciando gestiones en Defensa del Consumidor y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte en un principio. Después les cuento, pero si han padecido estas situaciones comenten porque no hay peor cosa que quedarse cruzados de brazos.