martes, 14 de diciembre de 2010

Éramos pocos y empezó GH 2011

La casa de Gran Hermano ya está llena de nuevo. Llena de expectativas, de estrategia y de 19 pibes a los que la cabeza les alcanza para creer que todas las estupideces que hagan les bastará para ser mejores que el resto de los mortales.
El modelo de sociedad exitista en el que estamos insertos lleva a pensar que los ignotos son unos pobres tipos mientras que el famoso se convierte en la celebridad o la guía a seguir. ¡Qué mal que estamos!
Lo cierto es que por cuestiones de rating y conveniencia económica de los canales el circo de fenómenos que devolverá la TV durante unos meses parece que no tendrá desperdicio y todos los programas de chimentos se convertirán en sus satélites estupidizantes como ahora lo hacen con Show Match.
En definitiva, otro verano donde no habrá nada para ver en la TV. Por suerte tengo libros pendientes.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Esas raras fiestas de fin de año

El año se va, eso es inminente. Lo iniciamos sabiendo que terminaría. Siempre es así. La historia es cómo lo queremos terminar.
Por lo general cuando entramos en el embudo de los últimos días del año el vértigo crece y todos los días tenemos que ir cerrando distintas cosas y festejando la conclusión del año con varios grupos que integramos.
En los eventos que se organizan la mayoría toma y come como si el año que en poco comenzará fue a traer una hambruna y sequía terrible.
Bajo esas previsiones es que se diseña la mesa Navideña y del 31.
Tiene que haber alcohol y comida para todos los paladares sin olvidarse de las porquerías extranjeras que hemos incorporado como el mantecol, turrón y garrapiñada que con 35 grados de temperatura vienen de diez.
En fin, esperemos que todos puedan iniciar el 2011 sin necesidad de estropear el hígado y el estómago para demostrar que se es feliz.

jueves, 9 de diciembre de 2010

No estaba muerto, estaba vivito y ....

Estuve charlando con Arturo Montecinos, un hombre que fue dado por desaparecido y posteriormente, tras identificar la esposa y la hija el cadáver en la morgue, por muerto.
La familia lo veló, le compró una parcela en un cementerio privado y finalmente lo sepultaron. Horas después el tipo cayó caminando a la casa para asombro de todo el barrio que se congregó para verlo y tocarlo ya que todos creían que era un fantasma (ver nota).
La mujer se desmayó y los hijos desbordaron de alegría al comprobar que no era un espectro sino su padre que gozaba de vida y salud.
Un dato que me llamó personalmente la atención, es que este simpático personaje no dio demasiados datos respecto de su paradero ni a la familia ni a la policía y menos aún a la prensa, pero ya le prometió a su pareja, con la que vive desde hace 22 años, que van a casarse. Raro eh!!!



Foto: Leonardo Petricio (Diario Río Negro)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Dejarse estar

¿Es necesario llegar a esto? ¿Qué va a pasar con el resto de las netbooks que están en escuelas técnicas ahora que se vienen las vacaciones? Respuestas, son las que faltan.


lunes, 6 de diciembre de 2010

De regreso...

Durante 15 días estuve alejado de la realidad mediática e inserto en la realidad de mis días donde las noticias no alcanzan a llegar a las portadas ni a los portales.
Fueron 15 días donde además de vivir y respirar a mi segundo hijo, Facundo, también hice tiempo para revolver la biblioteca y leer a Roberto Arlt, Osvaldo Soriano, Tomás Eloy Martínez y José Pablo Feinmann. Aún me quedan un montón más para disfrutar.
Digo disfrutar porque fue la primera vez en 14 años de trabajo que durante mi licencia no ví ni escuché noticieros como tampoco abrí diarios de ningún tipo. ¡Todo un alivio!
Hoy haciendo archivo me encuentro que durante estos 15 días hubo: conflicto con los gremios, corte en el puente carretero, corte en Casa de Gobierno, accidente en la multitrocha, muertos en la ruta 22, asesinato en el oeste y funcionarios públicos diciendo y desdiciéndose. En definitiva, ¿de qué me perdí? de nada.
La realidad mediática es tan repetitiva que uno podría tomarse un año entero y cuando vuelva nada habrá cambiando sustancialmente salvo la fecha.
Esto también demuestra, a mí entender, que hay una exigua producción periodística de parte de los medios por la cual los profesionales quedan anclados en la coyuntura sin poder avanzar un poco más.
Cuando estaba en la facultad nos decían que había que salirse de la agenda pero la realidad es que la agenda no sólo manda sino que gobierna hoy a los medios que no apuestan a nada más que a la coyuntura y tampoco les interesa mucho ir más allá.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Cátedra Libre: Malvinas Argentinas

Se lanzó ayer (02-12) la cátedra libre Malvinas Argentinas: Soberanía y recursos estratégicos, que se dictará a lo largo del próximo año en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue.
De acuerdo a lo explicado por los responsables de la cátedra se trata de un espacio abierto donde se brindarán aportes sobre Malvinas y cada uno de los temas será tratado en reuniones que tendrán la modalidad de charlas, cursos, seminario y/o talleres.
La metodología de trabajo busca incorporar nuevos aportes y los resultados que surjan de los encuentros buscaran plasmarlos en una futura publicación.
Los interesado pueden contactarse a: malvinasunco@gmail.com

Los ejes temáticos que se desarrollarán son:
  • Antecedentes históricos y jurídicos.
  • Acuerdos internacionales.
  • Principio de autodeterminación de los pueblos.
  • Veteranos de guerra, familiares y caídos.
  • La guerra.
  • Caídos de la región.
  • Crucero Gral. Belgrano.
  • El sector Antártico.
  • Agua Dulce, pesca, petróleo y minería.
  • Plataforma continental.
  • Defensa e integridad Nacional.
  • El Colonialismo.
  • Presencia británica en la Patagonia.
  • Relación histórica entre la Patagonia y Malvinas.
  • Educación y Malvinas.
  • Malvinas y Dictadura.
  • Desmalvinización e identidad nacional.
  • Pensar Malvinas restituidas: planificación sobre integración y desarrollo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

De gambetas y descubrimientos

Meses antes de tener mi primer ataque de asma, que me dejaría sin poder hacer actividad física por casi un año y medio, había tenido la suerte de jugar mi primer partido oficial de fútbol por el cual descubrí algunas cosas importantes que me sirvieron para el resto de la vida.
Rondaba 1980, tenía 6 años y cursaba primer grado en la escuela Martínez de Rosas que quedaba a tres cuadras de casa. Antes de enterarme de que tenía habilidad con la pelota había descubierto la condición social en la que estaba inmersa mi familia. Por ese entonces vivíamos en una pensión y mi viejo trabajaba de electricista y de cuanta cosa hiciera falta para sacar un mango.
En la escuela uno se entera de todo aunque nadie te lo diga, sencillamente uno comienza a ver y comparar y si tiene un poco de inteligencia entiende o no por qué las cosas son tan distintas.
La Martínez de Rosas, lo supe después, era una escuela pública muy distinguida a la que asistían hijos de funcionarios públicos y jueces aunque en esos años de dictadura poca injerencia tenían.
Es así que muchos de mis compañeros tenían cosas que yo ni siquiera imaginaba, como zapatillas Adidas, biblioteca con diccionarios, enciclopedias y libros de aventura además de una casa en la que sólo vivían con su familia.
Por ese entonces ya me había caído la ficha y como todo niño me había tirado a menos pero algo iba a cambiar a fines de ese año.
La profesora de educación física o gimnasia como se decía en esa época, no sé por qué extraños motivos organizó un partido de fútbol entre los dos primer grado.
El patio fue rodeado por todos los chicos de la escuela entre los cuales se encontraba Rosita, una compañera que siempre me gustó secretamente.
El armado del equipo estuvo a cargo de la profesora que hizo las veces de árbitro. Cuando entramos a la cancha el corazón me latió por primera vez en forma distinta. Estaba ahí en medio de todos siendo observado y lo mejor de todo alentado por el resto de mis compañeros y compañeras, hasta Rosita gritaba “Primero A, Primero A”.
Los del “B”, se creía en esa tierna edad, que eran terribles por el sólo hecho de estar después de la “A” por lo que suponíamos que nosotros éramos mejores. Entonces el partido era más que eso, se había transformado una puja universal entre el bien, que representaba mi curso el “A” y el mal que vendría siendo encarnado por los del “B”.
Ni bien se movió la pelota de punto central, creo que sacaron ellos, el griterío fue ensordecedor y agitó tanto los corazones que todos en la cancha corríamos sin ton ni son detrás de la pelota. Era un juego desordenado sin pausas y sin pases donde un puñado de pibes pateaba la pelota para un lado y otro puñado la devolvía en el sentido contrario.
Faltando un par de minutos para que concluyera el primer tiempo devino la catástrofe y el pánico universal. Gol de primero “B”. Media escuela se quedó muda y yo vi la cara de tristeza de nuestra hinchada y de Rosita.
En el entretiempo, que duró minuto y medio que fue lo que tardamos en dar vuelta de campo, un pibe de séptimo grado, o sea un chico grande de esos que se les tiene respeto y del cual nunca supe su nombre, me tomó por los hombros y me dijo: “zurdito agarrá la pelota vos y gambeteá. Dale que te vas a cansar de hacer goles”. Yo lo miré con miedo al principio, después con atención y por último con admiración porque ese pibe creía en mí a pesar de que yo vivía en una pensión y no tenía zapatillas Adidas ni nada de eso. La autoestima subió y presentí que algo podía llegar a cambiar al menos en la cancha.
Lo cierto es que a los pocos minutos de reanudado el partido el Yayo, compañero mío que jugaba de volante, robó una pelota en la mitad de la cancha y me la pasó de inmediato. Yo estaba parado un par de metros adelante de espaldas al arco contrario. Con la velocidad que me permitía mi menudo cuerpito giré y me puse de cara a la defensa. Dos pibes del “B” se me vinieron al humo por lo que amagué ir para la izquierda y salí para la derecha que era mi pierna menos hábil pero siempre mantuve la pelota pegada al pie y al piso. Ni bien los eludí levanté mi enrulada cabeza y advertí que ya estaba frente a un grandote que jugaba de defensa y que imponía respeto. En ese instante resolví hacerle frente a mi destino y encararlo sin miedo además no podía arrugar, estaba Rosita mirando así que ya estaba jugado.
Cuando el grandote se me vino encima le miré los pies y cuando apoyó el derecho a unos centímetros mío lo gambeteé para la izquierda dejándolo sin pierna para robarme la pelota. Ni bien lo esquivé supe que estaba de cara al arco y antes de que el grandote se recuperara saqué un zurdazo fuertísimo que entró pegado al palo derecho del arquero que cayó al piso tardíamente.
Por primera vez mi garganta estalló al grito de gol quemando todo mi ser por dentro y por fuera. Todavía tengo en la memoria esa escena de festejo enceguecido y sordo donde todos mis compañeros me abrazaban y Rosita saltaba con una sonrisa que la volvía más bella aún y que yo se la había regalado con un gol, mi primer gol oficial si se quiere.
El partido finalmente terminó empatado y hasta los chicos grandes de séptimo grado me vinieron a saludar con alegría. En ese momento a nadie le importaba el resto de las cosas que yo creía que me convertían en menos. Fue en ese instante que entendí que el fútbol nos une y nos iguala a todos más allá de la condición social y eso me dio mucha felicidad.
Ese día a la salida de la escuela me fui caminando con mis zapatillas, que eran unas botitas de gamuza que usa para todo, y recordando la jugada del gol con lujo de detalle al igual que la sonrisa de Rosita.
Después de ese partido nunca más volvimos a jugar contra el “B” pero cada vez que en el recreo jugábamos a la pelota el primero en ser elegido para el picado era yo: “el Guille para mí”, decían y se peleaban a veces mis compañeros.
El saberme un tanto hábil con la pelota fue todo un descubrimiento en mi vida aunque no hubo gambeta ni gol que lograran que yo conquistara a Rosita. Después aprendí que a las mujeres no les gusta el fútbol. En fin…